"En el teatro suizo de San Gall (notable por su construcción
moderna y no obstante, acogedora)
moderna y no obstante, acogedora)
nos llama la atención la voz deslumbrante
de un tenor venezolano: Alfredo Sánchez Luna"
Kurt Pahlen, Grandes cantantes de nuestro tiempo.
Ante estas palabras de uno de los grandes musicólogos del siglo XX ¿qué puede decir una como simple aficionada, además de expresar su más profunda admiración por uno de los mejores cantantes líricos que ha dado Venezuela? Hoy contamos con la espléndida voz de Aquiles Machado, pero hasta hace veinte años nuestro tenor, en mayúsculas era Alfredo Sánchez Luna, el gran y controvertido Alfredo Sadel. Este artículo espera ser un pequeño homenaje al cumplirse veinte años de su fallecimiento.
A mi juicio la importancia de un personaje como Sadel fue haber sublimado canciones populares del acervo musical latinoamericano y venezolano, a la vez de haberse erigido como una de las grandes voces de la zarzuela y, quizás en menor medida, de la ópera, todo ello sin dejar de lado su interés como promotor cultural en instaurar en nuestro país una auténtica tradición lírica. Fue además una de las primeras figuras internacionales venezolanas en destacarse en el mundo del cine... indistintamente de su calidad actoral, es una delicia ver sus películas tan sólo por escucharlo cantar, con ese porte soberbio del que hacía gala.
Nacido en Caracas, el 22 de febrero de 1930, sus inicios musicales fueron bastante accidentados: en 1946 , y tras tres meses de estudios musicales, debutó como cantante en Radio Caracas, pero fue rechazado poco después. Al año siguiente creó el apellido artístico Sadel, mezclando su apellido con el de Carlos Gardel, y participó en Caravana Camel, programa emitido por radiodifusora Venezuela. A partir de ese momento el naciente cantante cosechó un éxito tras otro, en especial al componer y grabar el pasodoble Diamante negro, dedicado al torero venezolano Luis Sánchez.
Su salto a la fama internacional se dio en 1951 cuando rodó la película Flor de campo y al año siguiente debutó en Estados Unidos, en los teatros Colgate Comedy Hour y San Juan, en Nueva York, compartiendo escenario junto a La Faraona Lola Flores.
El resto de su vida es una sucesión de éxitos, honras, polémicas, rumores... Como cantante popular es uno de los más grandes de su época, destacando como bolerista de altísimo calibre y un actor-cantante al estilo de Mario Lanza... a quien extrañamente no emuló al rechazar un contrato de la MGM. Sadel alcanzó un logro del cual pocos pueden jactarse: participó en el show de Ed Sullivan y tuvo una exitosa carrera en los Estados Unidos.
Su paso a la ópera es lo que más me agrada de la carrera de Sadel. Si bien me gustan muchísimo los boleros y la música popular latinoamericana de las décadas de 1940 a 1960, la ópera y la zarzuela son unas de mis más grandes pasiones musicales, y la dulcísima voz de Sadel, con ese dominio de los pianissimi y la media voz, y esos agudos que hacen de él un tenor lírico genial. Eso sí, para mi nadie como él para cantar temas de Agustín Lara, o clásicos como Júrame, María La O, Desesperanza, Perfidia, El guarapo, Escríbeme, Amapola o Perfidia. Cantó también música venezolana como nadie, siendo preciosa su interpretación de Alma llanera (ojo, tal cual la zarzuela de Rafael Bolívar Coronado y Pedro Elías Gutiérrez, no las múltiples versiones que se han hecho después).
Su debut en 1961 en la zarzuela Los Gavilanes marcó el inicio del Sadel lírico que tanto me gusta, ese que empezó estudios de canto serios al año siguiente en Austria e Italia. Quizás por esos estudios en Salzburgo es tan buen intérprete de los lieds alemanes, ¡wow! Los cantaba de una manera realmente sublime. La Adelaide de Beethoven es una pieza delicadísima y sutil en su voz, que irónicamente le fue reprobada en su examen final del Mozarteum de Salzburgo. Su repertorio operístico abarcó obras como Rigoletto, El Barbero de Sevilla, Carmen, Lucía Di Lamermoor, Tosca, La Boheme y Don Pasquale, entre otras. En las décadas de 1970 y 1980 participó activamente en temporadas de zarzuela y ópera nacional e internacionalmente, llegando a correrse el rumor de que Sadel había organizado el secuestro del tenor español Pedro La Virgen, quien se presentaría en Venezuela... según mis papás, eso hasta salió en la prensa. yo no he conseguido referencias al respecto.
Recuerdo que una vez de niña, o empezando la adolescencia, le dije a mi papá que Sadel era el Elvis Presley venezolano, por haber iniciado su carrera muy flaquito y haberla terminado muy gordo. De milagro no me gané un bofetón, y con razón. Años después supe que había coincidido con su enfermedad, un cáncer, y hoy al redactar esta reseña me he enterado que se trató de cáncer de huesos.
Muy enfermo ya, cantó en mayo de 1989 en el Teatro Teresa Carreño, y el 28 de junio del mismo año falleció. Dejó como legado unos 200 discos, más de 2.000 canciones grabadas, varias películas y grandes, maravillosos recuerdos para las personas que tuvieron la dicha de verlo en concierto; mis padres la tienen, y muero de envidia por ello.
Para cerrar, la voz de Alfredo Sadel:
Fuentes:
http://www.venezuelatuya.com/biografias/alfredo_sadel.htm
http://www.mipunto.com/temas/2do_trimestre04/sadel.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Alfredo_Sadel
de un tenor venezolano: Alfredo Sánchez Luna"
Kurt Pahlen, Grandes cantantes de nuestro tiempo.
Ante estas palabras de uno de los grandes musicólogos del siglo XX ¿qué puede decir una como simple aficionada, además de expresar su más profunda admiración por uno de los mejores cantantes líricos que ha dado Venezuela? Hoy contamos con la espléndida voz de Aquiles Machado, pero hasta hace veinte años nuestro tenor, en mayúsculas era Alfredo Sánchez Luna, el gran y controvertido Alfredo Sadel. Este artículo espera ser un pequeño homenaje al cumplirse veinte años de su fallecimiento.
A mi juicio la importancia de un personaje como Sadel fue haber sublimado canciones populares del acervo musical latinoamericano y venezolano, a la vez de haberse erigido como una de las grandes voces de la zarzuela y, quizás en menor medida, de la ópera, todo ello sin dejar de lado su interés como promotor cultural en instaurar en nuestro país una auténtica tradición lírica. Fue además una de las primeras figuras internacionales venezolanas en destacarse en el mundo del cine... indistintamente de su calidad actoral, es una delicia ver sus películas tan sólo por escucharlo cantar, con ese porte soberbio del que hacía gala.
Nacido en Caracas, el 22 de febrero de 1930, sus inicios musicales fueron bastante accidentados: en 1946 , y tras tres meses de estudios musicales, debutó como cantante en Radio Caracas, pero fue rechazado poco después. Al año siguiente creó el apellido artístico Sadel, mezclando su apellido con el de Carlos Gardel, y participó en Caravana Camel, programa emitido por radiodifusora Venezuela. A partir de ese momento el naciente cantante cosechó un éxito tras otro, en especial al componer y grabar el pasodoble Diamante negro, dedicado al torero venezolano Luis Sánchez.
Su salto a la fama internacional se dio en 1951 cuando rodó la película Flor de campo y al año siguiente debutó en Estados Unidos, en los teatros Colgate Comedy Hour y San Juan, en Nueva York, compartiendo escenario junto a La Faraona Lola Flores.
El resto de su vida es una sucesión de éxitos, honras, polémicas, rumores... Como cantante popular es uno de los más grandes de su época, destacando como bolerista de altísimo calibre y un actor-cantante al estilo de Mario Lanza... a quien extrañamente no emuló al rechazar un contrato de la MGM. Sadel alcanzó un logro del cual pocos pueden jactarse: participó en el show de Ed Sullivan y tuvo una exitosa carrera en los Estados Unidos.
Su paso a la ópera es lo que más me agrada de la carrera de Sadel. Si bien me gustan muchísimo los boleros y la música popular latinoamericana de las décadas de 1940 a 1960, la ópera y la zarzuela son unas de mis más grandes pasiones musicales, y la dulcísima voz de Sadel, con ese dominio de los pianissimi y la media voz, y esos agudos que hacen de él un tenor lírico genial. Eso sí, para mi nadie como él para cantar temas de Agustín Lara, o clásicos como Júrame, María La O, Desesperanza, Perfidia, El guarapo, Escríbeme, Amapola o Perfidia. Cantó también música venezolana como nadie, siendo preciosa su interpretación de Alma llanera (ojo, tal cual la zarzuela de Rafael Bolívar Coronado y Pedro Elías Gutiérrez, no las múltiples versiones que se han hecho después).
Su debut en 1961 en la zarzuela Los Gavilanes marcó el inicio del Sadel lírico que tanto me gusta, ese que empezó estudios de canto serios al año siguiente en Austria e Italia. Quizás por esos estudios en Salzburgo es tan buen intérprete de los lieds alemanes, ¡wow! Los cantaba de una manera realmente sublime. La Adelaide de Beethoven es una pieza delicadísima y sutil en su voz, que irónicamente le fue reprobada en su examen final del Mozarteum de Salzburgo. Su repertorio operístico abarcó obras como Rigoletto, El Barbero de Sevilla, Carmen, Lucía Di Lamermoor, Tosca, La Boheme y Don Pasquale, entre otras. En las décadas de 1970 y 1980 participó activamente en temporadas de zarzuela y ópera nacional e internacionalmente, llegando a correrse el rumor de que Sadel había organizado el secuestro del tenor español Pedro La Virgen, quien se presentaría en Venezuela... según mis papás, eso hasta salió en la prensa. yo no he conseguido referencias al respecto.
Recuerdo que una vez de niña, o empezando la adolescencia, le dije a mi papá que Sadel era el Elvis Presley venezolano, por haber iniciado su carrera muy flaquito y haberla terminado muy gordo. De milagro no me gané un bofetón, y con razón. Años después supe que había coincidido con su enfermedad, un cáncer, y hoy al redactar esta reseña me he enterado que se trató de cáncer de huesos.
Muy enfermo ya, cantó en mayo de 1989 en el Teatro Teresa Carreño, y el 28 de junio del mismo año falleció. Dejó como legado unos 200 discos, más de 2.000 canciones grabadas, varias películas y grandes, maravillosos recuerdos para las personas que tuvieron la dicha de verlo en concierto; mis padres la tienen, y muero de envidia por ello.
Para cerrar, la voz de Alfredo Sadel:
Fuentes:
http://www.venezuelatuya.com/biografias/alfredo_sadel.htm
http://www.mipunto.com/temas/2do_trimestre04/sadel.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Alfredo_Sadel